27/3/17

Miguel Hernández, 75 anos da súa morte


Tal día como hoy, un 27 de marzo de hace 75 años, moría en el penal de Alicante el poeta Miguel Hernández, también conocido como el poeta del pueblo por sus orígenes humildes. Murió lleno de llagas. Sin apenas habla y una ronquera profunda. Tenía 31 años. Su cadáver, tal y como refleja el parte redactado en el Reformatorio de Adultos de Alicante, quedó con los ojos abiertos. 
Su muerte o, mejor dicho, su asesinato por el fascismo supuso un golpe enorme para la cultura española. Su obra, a pesar de su temprana muerte, ya le había encumbrado como uno de los grandes poetas de España. Y el tiempo ha reivindicado esta apreciación. Versos como los volcados en El Rayo que no cesa, Elegía o Nanas de la cebolla continúan entre los imprescindibles de las letras españolas. 
Miguel Hernández comenzó a escribir mientras pastoreaba en Orihuela (Alicante). Durante las largas tardes de soledad leía todo lo que caía en sus manos y escribía versos. Su talento, pero también su honestidad, le granjeó grandes amigos. Como los premios Nobel Pablo Neruda y Vicente Aleixandre, que definía a Hernández de la siguiente manera: "Un corazón enorme, ciegamente generoso, latidor en su poesía entera".
Pero Hernández no sólo escribió versos. También dejó textos publicados en periódicos de la Guerra Civil como Frente SurFrente Extremeño o Pasaremos, con las que pretendía insuflar moral a las tropas republicanas. Él mismo paseó entre diferentes frentes de guerra apoyando a los soldados republicanos en su labor de vencer al fascismo en el campo de batalla. 
"Miguel era tan campesino que llevaba un aura de tierra en torno a él. Tenía una cara de terrón o de papa que se saca de entre las raíces y conserva su frescura subterránea", decía de él Pablo Neruda, quien tras la muerte del poeta de Orihuela escribió: "Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor".

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